lunes, 13 de julio de 2015
La laguna
Presagio
tu risa es la que aturde mis oídos,
tus ojos los que ciegan mis latidos,
en tus labios ardientes ya no creo.
El salir sin heridas es deseo
del infierno que atrapa mis sentidos,
instrumentos cautivan los sonidos
de la música mágica de Orfeo.
La agonía de versos no separa
esta mano lejana que provoca
los sinceros poemas que declara.
Es tu miedo la musa que convoca
sentimiento de amor que sólo aclara
el oculto presagio de tu boca.
Corazón extranjero
donde lenta transcurre su estadía,
no es anciano quien vive cada día
añorando el pasado. No es un mito
el pensar que la vida es un bonito
y difícil camino a la alegría.
Siempre lleno de amor y fantasía
que permite sentirte un erudito.
Los recuerdos inspiran la llegada
de momentos ansiados pasajeros.
A lo lejos se observa la mirada
que sus ojos reflejan, son viajeros
del destino, la tierra deseada
cobijó corazones extranjeros.
Leer los clásicos
desde tiempos remotos ya se cuentan.
En Romeo y Julieta se presentan
esas búsquedas de amor sin reproches.
Scheherazade en Las mil y una noches
con su mágica lengua que reinventa
y su vida salvar es lo que cuenta.
Del vestido de Yocasta son los broches
con los que Edipo apaga su presente.
Desde Drácula, las sangre y vampiros
que suspenso y terror el lector siente.
El leer es revivir múltiples giros,
del Quijote su locura vigente,
más escenas que desgarran suspiros.
Manzano Histórico
naturaleza tiene como lema
donde el sol es radiante, abraza y quema
y el aire de montaña está latente.
Es lugar elegido por la gente.
El arroyo recita su poema
corazón de la patria como emblema,
magistral paraíso está presente.
Su paisaje sorprende de atractivo,
grandes piedras que puso un ser divino
aparecen con su gris distintivo.
Las bodegas que adornan el camino
complementan y son el incentivo:
disfrutar el terruño y nuestro vino.
Soneto umbilical
Y llegaste a mi vida tan pequeño
con tus ojos radiantes de frescura,
tu sonrisa tan dulce me captura
en el mundo infantil del que eres dueño.
El tenerte en mis brazos es un sueño,
esas manos tan llenas de ternura
acarician mi rostro con dulzura.
Carcajadas de amor, siempre risueño.
Tus pestañas reflejan la elegancia
con amor, inocencia y simpatía.
Tus pasitos espero con más ansia
y escuchar los sonidos de alegría.
Proteger, disfrutar tu linda infancia
y cuidar de tu sueño noche y día.
Conjura
—Lo
dejé ahí —dijo.
—No está.
Se agitaba, respiraba fuerte. Apretaba los dientes, sus manos se aferraban a las sábanas. Seguía sudando.
—Lo dejé ahí —volvió
a decir.
—No
está.
Aquel día se sentaron a charlar, ella lo
miraba con ternura, él se desvivía en explicaciones. A veces, la vida te pone
obstáculos para probar tu habilidad para superarlos. Ese encuentro marcó el
final de la relación.
Un
golpe acompañado de un crujido lo despertó. Cuando abrió los ojos vio a su lado
un cuerpo, una mujer completamente desnuda que apoyaba el brazo en su pecho. Lo
retiró con cuidado procurando no despertarla. Al inclinarse sintió un fuerte
dolor de cabeza, una punzada que le perforaba el cerebro y le trisaba el
cráneo. Se vistió. El sol estaba en su máximo esplendor, tanto que molestaba en
sus ojos.
Subió
y encontró a su amigo recostado en un sillón y junto a él una mujer en ropa
interior. Era un barco nuevo, grande, lujoso con todas las comodidades. El
sonido de las botellas que giraban y se tocaban con las copas en el suelo
demostraban los rezagos de una noche de alcohol y placer. Se asomó a la baranda
y vio que el barco había chocado con unas rocas, se encontraban a la orilla de
una isla.
Franco
llegó a su lado un poco mareado, la resaca no le permitía entender lo que
estaba sucediendo. Bajaron con cuidado, mirando a ambos lados. Todo estaba en
silencio, solo el ruido de las olas y el cantar de los pájaros anunciaban un
lugar tranquilo y sin rastros de que habitara un ser humano. Recorrieron el
lugar sin separarse y no encontraron nada. Tierra, árboles, plantas enormes que
pintaban de verde toda la isla. Volvieron al barco, Ricardo vio las provisiones
que quedaban. Franco intentó despertar a Lucy, le tiró agua en la cara pero no
reaccionaba. La sentó y comenzó a darle golpes en la cara con las manos. Su
preocupación comenzó a crecer, tocó su pulso y no sentía nada. Estaba muerta.
—Loco,
está muerta —gritó.
Ricardo
llegó rápidamente y comprobó que no respiraba. Fue a despertar a Katia y la
encontró en la misma posición que la dejó al levantarse. La movió y el peso de
su cuerpo demostró signos de estar sin vida. Se miraron desconcertados. Franco
lloraba, gritaba, se sentía furioso.
Pasados
unos minutos, ya más calmados, decidieron bajar los cuerpos y enterrarlos. Todo
era muy confuso. No podían entender la situación. Luego, se sentaron exhaustos
a descansar y comieron los trozos de sushi que habían quedado de la noche
anterior. Completamente en silencio, cada uno sumido en sus pensamientos,
trataban de descifrar lo ocurrido. Un manto de sospechas comenzaba a despertar.
Pensaban en cada momento desde que decidieron realizar el viaje, la fiesta.
Algo había ocurrido, alguien los había querido envenenar. Solo quedaban ellos,
los hombres, los amigos, los que desde la adolescencia estaban unidos, los que
superaron aquel enfrentamiento hace diez años cuando Franco comenzó a acercarse
a su novia y esto enfureció a Ricardo. Ahí estaban, sentados uno al lado del
otro, recordando cada minuto de sus vidas.
El
sol comenzó a ponerse, decidieron hacer guardia por miedo a que algún animal
los atacase. El barco estaba destruido en la parte de abajo, era imposible
repararlo. Era difícil mantenerse despierto con el sonido de las olas y la
inmensidad de la noche. Poco a poco el sueño los fue venciendo.
Cuando
el sol asomó fue testigo de la traición. Franco había colocado veneno en el
vaso de Ricardo. Un helicóptero apareció en el cielo despejado, venía a
rescatarlos. El cuerpo de Ricardo no estaba.
—Lo dejé ahí —dijo.
—No está.
Los
rescatistas subieron a Franco y lo llevaron a la ciudad. Fue acusado de
asesinato con 20 años de prisión. Mientras tanto, en la isla, Ricardo estaba
fabricado un lugar para vivir y aprendiendo a subsistir de la caza y de la
pesca.