Rima rimete
Llamarme Eugenia
pues decidieron,
aunque una genia
no consiguieron.
Dije: ¡paciencia!
y llegó un hada
con la docencia
acompañada.
Con esta vara,
cal y ceniza
brilló mi cara
pues vi una tiza.
¡Ni imaginar
qué divinura
iba a enseñar
Literatura!
Y colorín
y colorete
llegó a su fin
este versete.
Eugenia Elizabeth Román